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MECANISMO TRANSMISOR

Diplomacia provocadora

La celebración de la Fiesta Nacional ha puesto en evidencia la forma de actuar del gobierno en sus relaciones exteriores. A la encerrona que el embajador español preparó a los disidentes cubanos en La Habana, con el afán de agradar al dictador Castro, se sumó la anunciada exclusión de la bandera de Estados Unidos en el desfile de las Fuerzas Armadas celebrado en Madrid. El embajador George L. Argyros tomó nota del desaire y no acudió a la exhibición. (No obstante, sí estuvo presente la agregaduría militar de la Embajada y el propio presidente Bush envió una carta de reconocimiento y felicitación al Rey). Parece lógico pensar que el gobierno se sentiría satisfecho de evitar tan antipática compañía.

Pues no es así; Moratinos está molesto con Argyros. ¿Molesto, he dicho?. No, más aún: está irritado, irritadísimo. Después de los amistosos gestos del gobierno español hacia EEUU, lo natural es que hubiera asistido agradecido a la ofensa. Al fin y al cabo, siempre habría podido salir huyendo, como los disidentes cubanos.

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