Relaciones públicas
La política exterior del gobierno socialista ha situado a España en el club de lo mejorcito que puede uno encontrar en el panorama internacional. Hace apenas un mes, M.A. Moratinos justificaba la necesidad de plegarse a la voluntad marroquí para "evitar situaciones como el 11-M". Días después, Hugo Chávez saludaba alborozado la delirante alianza de civilizaciones propuesta por Zapatero ante la Asamblea de la ONU. Como corresponde a lo esperado de un socio leal, el gobierno se aplica con gran interés en la tarea de Relaciones Públicas de regímenes siniestros, como el reino de Mohamed VI, a los que considera aliados en la lucha contra el terrorismo y otras lacras. Sin olvidar la promoción de Turquía "como parte de Europa" y el apoyo, sin apenas objeción, a su integración en la UE; asunto en el cual, dicho sea de paso, corre el riesgo de quedarse solo en la defensa de un despropósito, a la vista de las declaraciones cautelosas de Chirac y Schröder.
Por si no había quedado claro qué países son considerados amigos y qué otros son rechazados, este año no habrá presencia estadounidense en el desfile de las Fuerzas Armadas. Para qué disimular.
Por si no había quedado claro qué países son considerados amigos y qué otros son rechazados, este año no habrá presencia estadounidense en el desfile de las Fuerzas Armadas. Para qué disimular.
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pepa -