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MECANISMO TRANSMISOR

Lógica implacable

Seguramente habrá quienes se hayan sorprendido del secuestro de dos periodistas franceses en Irak a manos de terroristas islámicos . Son esas personas que, tras la contemplación de los atentados del 11 de Septiembre, prefieren cerrar los ojos a las amenazas que sufre esa forma de vida que convenimos en llamar civilización occidental. Los mismos que tratan de sacudirse la conmoción y el terror buscando justificaciones al terrorismo islámico y señalando a estadounidenses y judíos como presas con las que saciar el voraz apetito terrorista. Quizás inconscientemente, muchos creen así salvar su pellejo y calmar a la bestia.

Uno de ellos podría ser Rodríguez Zapatero, quien este mismo verano no ha tenido reparos en afirmar que el terrorismo internacional y el etarra tienen "causas distintas". En su opinión, esto obliga a luchar contra ambos de forma diferente. Mientras admite combatir el terrorismo etarra con la fuerza, asegura que el fin del terrorismo internacional debe pasar por la acción política. De esta manera, otorga mayor categoría a las causas de este último; es decir, considera que en este caso el terrorismo está justificado y sólo una negociación política puede llevar a su eliminación.

Desde marzo de este año ya sabemos cómo entiende Zapatero esa acción política: justificando los atentados en Madrid por la presencia de tropas españolas en Irak, ordenó su inmediata retirada. Así creyó haber aplacado la comprensible ira islámica. Heroico, el personaje. Lamentablemente, muchos españoles aplaudieron su actuación viéndose así liberados de la amenaza terrorista. Habíamos entrado en el grupo de países que, liderado por Francia y Alemania en Europa, se encontraba a salvo de nuevos atentados gracias a la actitud pacifista y proponía una solución distinta, sin duda exitosa. Así se acostumbra a vender el entreguismo. Ahora y siempre.

Pero el terrorismo es una bestia que no modera su ansia destructora cuando se le ofrece la primera pieza. Ceder al chantaje asesino una sóla vez significa reconocer el éxito de su implacable lógica asesina. Por eso no debe sorprender el secuestro de los periodistas franceses. ¿Acaso podía sentirse Francia segura? ¿Pensaba sinceramente el gobierno francés que su actitud les liberaba de la amenaza? En España, gran parte de los ciudadanos estaba convencida de ello; por eso exigieron la retirada de las tropas.

Los terroristas amenazan con matar a los periodistas Christian Chesnot y Georges Malbrunot si el gobierno francés no retira la ley que prohíbe el velo islámico en la escuela pública. Es la misma mecánica chantajista a la cual sucumbió la izquierda y buena parte de la sociedad española. Hoy, los mismos que aplaudían la capitulación ordenada por Zapatero alaban al gobierno francés, y aquí viene l parte obscena, por no ceder al chantaje terrorista. Se han delatado sin rubor. Hoy llaman chantaje a lo que hace meses en España era la lógica respuesta a una agresión. Alaban en Francia la firmeza que vilipendiaban en España. Así de grosera es su moral.

Sólo la ceguera voluntaria o la más despreciable estupidez pueden ya negar la amenaza que sufre la civilización occidental. El terrorismo islámico tiene la determinación de imponer su siniestra ley en todo el mundo. No mereceremos sobrevivir si no somos capaces de defender nuestros valores.

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