Solbes no se cree el informe
La semana pasada expuso el PSOE su célebre informe económico, encargado a cuenta de la crisis petrolífera. En él se contradecía la justificación de la rebaja de la previsión de crecimiento que días antes había argumentado Pedro Solbes. Como conclusión final, se dijo que la subida de precio del petróleo había sido provocada por la guerra de Irak y su efecto en España sería un empobrecimiento inexorable.
En ésas andábamos cuando ayer reapareció el ministro de Economía y afirmó, esta vez de manera contundente, lo contrario:
"Solbes reconoce que el precio del crudo se debe al aumento de la demanda y no a la guerra de Irak" (LibertadDigital, 28 de agosto).
Pedro Solbes no se ha limitado a contradecir la causa de la subida de precios esgrimida por sus compañeros de partido, sino que también ha negado el efecto previsto, ese turbador empobrecimiento inexorable, al anunciar que no será necesario rebajar las previsiones de crecimiento. Ahora deberá convencer a sus compañeros de partido, que al tiempo que aprovechaban para culpar al gobierno de Aznar, parecían haber encontrado justificación para desarrollar políticas de gasto público sin responder de sus previsibles consecuencias. Suponiendo que no sea éste también el afán del ministro, que ya es suponer.
Por decirlo de una manera benevolente: quienes confían en los socialistas españoles para llevar a cabo una labor de gobierno responsable y coherente tienen motivos para sentirse desconcertados.
En ésas andábamos cuando ayer reapareció el ministro de Economía y afirmó, esta vez de manera contundente, lo contrario:
"Solbes reconoce que el precio del crudo se debe al aumento de la demanda y no a la guerra de Irak" (LibertadDigital, 28 de agosto).
Pedro Solbes no se ha limitado a contradecir la causa de la subida de precios esgrimida por sus compañeros de partido, sino que también ha negado el efecto previsto, ese turbador empobrecimiento inexorable, al anunciar que no será necesario rebajar las previsiones de crecimiento. Ahora deberá convencer a sus compañeros de partido, que al tiempo que aprovechaban para culpar al gobierno de Aznar, parecían haber encontrado justificación para desarrollar políticas de gasto público sin responder de sus previsibles consecuencias. Suponiendo que no sea éste también el afán del ministro, que ya es suponer.
Por decirlo de una manera benevolente: quienes confían en los socialistas españoles para llevar a cabo una labor de gobierno responsable y coherente tienen motivos para sentirse desconcertados.
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